La mañana imperativa le susurraba al oído que era tarde. Apuró el último sorbo de café, se puso el abrigo y antes de salir se miró en el espejo. Por primera vez se vio.
Ese día supo lo que tanto había ansiado saber: que era a sí mismo a quien había estado buscando todo este tiempo.
"Cuando un hombre no se encuentra a sí mismo, no encuentra nada."
Goethe
Ilumination.
ResponderEliminarEsas son las luces que no enceguecen.
:)
Un abrazo, amiga mía.