jueves, 30 de diciembre de 2010

Felicidades




Final del año

Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.
                                                                                            Jorge Luis Borges


No voy a hacer balances, ni cuentas, ni estadísticas. Mi año no se mide en números. Sería imposible contar la cantidad de abrazos que me dieron, los que no me dieron -porque no quisieron o porque no pudieron-, y los que hubiera querido dar y que me dieran (que podrían entrar en la misma categoría). 
Es indeterminado el número de sonrisas, risas y carcajadas que compartí con las personas que más quiero y ni hablar de los buenos momentos, por suerte los hubo muchos y variados. 
Prefiero no contabilizar las veces que tuve que prestar el hombro o que me lo prestaron; las veces que tuve miedo, que tuve rabia o que perdí la esperanza. Tampoco llevo la cuenta de las sorpresas gratas, de las manos tendidas, de los nuevos amigos y de los otros, los de siempre. Me basta con saber que los tengo, que están, no hace falta más. 
Los lugares que conocí fueron algunos menos que los deseados, pero claro, el mundo es demasiado grande, hay que ir de a poco. Eso sí, de cada sitio me traje un buen recuerdo.  
¿Las veces que fui feliz? Suficientes como para considerarme afortunada. Las que estuve triste coinciden exactamente con las que alguien me dijo "todo va a estar bien" o "te quiero". 
Si me pusiera a contar, seguro me daría cuenta de que ha sido mucho más lo que he recibido que lo que he dado. Prometo solemnemente compensar este déficit en el futuro. 
Sí, un año termina, pero por suerte, pegadito a este empieza otro y con él una nueva oprortunidad para ser más sabios y menos infelices, he llegado a la conclusión de que ambas cosas caminan a la par.  

CHAU 2010
¡BIENVENIDO 2011!

"Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense."
                                                                     Charles Baudelaire 



sábado, 11 de diciembre de 2010

Me quiero quedar mirando el mar

                                                   


                                                         La Paloma, Rocha (Uruguay)

Hay recuerdos que parecen seguirme hasta los confines del mundo.
Tuve ganas de atarlos con fuerza a una roca y lanzarlos mar adentro. 
Tuve ganas, pero no pude. Después de todo, son lo único que me queda de vos.



Despedida



Entre mi amor y yo han de levantarse


trescientas noches como trescientas paredes


y el mar será una magia entre nosotros.




No habrá sino recuerdos.


Oh tardes merecidas por la pena,


noches esperanzadas de mirarte,


campos de mi camino, firmamento


que estoy viendo y perdiendo...


Definitiva como un mármol


entristecerá tu ausencia otras tardes.


                                                                                                           J. L. Borges